Por quinto año consecutivo, estudiantes
veteranos, novatos y otros invitados ajenos a la vida universitaria se
dieron cita en la plaza de toros de Murcia para dar inicio al curso
escolar 2013-2014. Aunque el ministerio de cultura se empeñe en
enterrar el arte con reformas, recortes, subidas de IVA, etc, los
estudiantes tratan de mantener intacto ese placer que obtenemos al
combinar horas de esfuerzo cotidiano con ratos de ocio.
Y nada mejor que un concierto para dejar de lado el pesimismo de los
futurólogos, la presión de los padres o las dudas que siempre genera
empezar una nueva
aventura.
Además, ya que muchos se empeñan en acabar con los toros, habrá que
empezar a aprovechar el coso para nuevos menesteres. Como, por
ejemplo, juntar a Editors, Dorian, Varry Brava y Balthazar en un cartel y
dejarlos lidiar el momento con razones para dejar de lado las penas de
la semana bailando.
Los primeros en saltar al escenario fueron Balthazar. Como es difícil
concebir la vida universitaria actual sin los estudiantes de
intercambio, el quinteto belga, ejerció de representante de los Erasmus
presentando las canciones de los dos discos que hasta ahora han
publicado: "Aplause" en 2010 y "Rats" en 2012; Con sus ritmos melódicos
y pegadizos se bebieron, en apenas una hora de concierto, todas las
críticas que los describían como grupo sin chispa. Además, su
interesante repertorio combinaba muy bien con ese momento de desconexión
que todos los asistentes al concierto buscábamos entre primeros
saludos, tragos de cerveza y restos de sol de fin de semana. Por lo que
fue un acierto que fueran ellos los que abrieran la sesión de
conciertos.
Los "estudiantes" locales: Varry Brava, tomaron el relevo con su
habitual espectáculo colorido. Y si quedaba algún resto de monotonía en
nuestras cabezas, nos lo arrancaron de cuajo con el optimismo que
siempre desprenden sus canciones. Es difícil resistirse a bailar el "no
gires", "radioactivo", "calor"... aunque también es cierto que, aunque
nos alegra que alguien consiga ser profeta en su tierra, esperamos, con
ansia, que pronto amplíen su repertorio con algún nuevo disco que nos
haga variar las coreografías que ya nos sabemos de memoria.
Sudados de girar, contemplamos como la plaza empezaba a quedarse
pequeña cuando los primeros acordes del concierto de Dorian empezaron a
sonar. Los catalanes presentaron su doctorado "La velocidad del vacío"
(uno de los mejores discos del año) que lleva suficiente tiempo en la
calle para que la gente haya podido memorizar sus letras e interiorizar
los significados de lo que cuentan.
"Los amigos que perdí", "tristeza" o "el temblor" compartieron
protagonismo con la luna, casi, llena que se posó sobre uno de los
palcos para, como una más, ir degustando el in crescento del repertorio
de los catalanes. Fue irónico escuchar "la tormenta de arena" botando
sobre el albero, el "verte amanecer" mantuvo intacta la sensibilidad que
transmite cada vez que suena y entre cuerdas dignas de una orquesta
filarmónica y ritmos de discoteca encontramos un final casi perfecto con
el nihilismo que pronto estudiarán los estudiantes más curiosos. Ésos
que esperemos nunca tengan que irse "a cualquier otra parte".
Aprovechando los cambios en el escenario, buscamos avituallarnos. Por
suerte, conseguimos salir por la puerta en la que repartían tickets
para volver a entrar; picamos algo de la más que recomendable extensa
carta de la gastronomía murciana y recuperadas las fuerzas, nos dimos de
bruces con un amplio cordón de seguridad que impedía la entrada por la
puerta grande por la que minutos antes habíamos salido. Así que
entendiendo las palabras de Rosell que dijo que "prefiere que le
critiquen por no dejar entrar a un niño que por la muerte de ese niño"
buscamos otra puerta por la que entrar a ver el concierto de Editors.
La escenografía de los de Birmingham evidenció que si hubiera que
ubicarlos entre la variedad de estudiantes, ellos formarían parte de los
veteranos, los que desde el último curso dan lecciones de cómo se
hacen las cosas a los novatos.
Tom Smith emergió entre el juego de humos y las sombras que creaban
las intermitencias de los focos elevados cambiando de color. Su voz cada
día se parece más a la de Bruce Springsteen y con la evolución, que no
es difícil intuir en el "theweight of yourlove" que han publicado este
año, no tardaron en conquistar a los asistentes.
Una vez encandilado el público, intercalaron viejos temas con un
apoteósico final en el que soltaron uno detrás de otro todos sus hits:
"Munich", Papillon", "sugar", "anend has star" y el nuevo "a ton of
love" que nos dejó un sabor de boca ideal para emprender el nuevo curso
con ganas renovadas. Al fin y al cabo, seamos o no estudiantes,
aparcando los estreses en el albero es más fácil encarar toda la presión
que la rutina nos ponga delante.