lunes, 29 de octubre de 2012

Iván en la Stereo...

La Stereo es un pequeño paraíso perdido por el que, a veces, los colores vivos que sombrean a  Chihiro,  hacen que te tropieces con cosas inesperadas que despiertan una pequeña parte de ti...

Para que un círculo se acabe de cerrar, hace falta volver al lugar donde todo comenzó o buscar coincidencias y transformaciones envueltas en una música especial. Supongo que el influjo que, ya de por si, tiene el viernes es un buen comienzo, los bocaditos del Sento un buen aderezo y rodearte de aprecio un acicate que reemplaza cualquier atisbo de monotonía que no hayamos sabido eliminar de la piel de nuestra larga semana.

Supongo que no fuimos los únicos que lo sentimos, y por éso el aforo de la sala de conciertos se quedó corto para recibir a Iván. Como siempre que el gallego reparte sentimientos con su piano, es difícil contener la emoción. y cuando no hay sillones de teatro maniatando tus ganas de desfogarte, hay alguien importante al que abrazarse para no caer en la tentación de sentirse sólo en mitad de tanta nostalgia musicada. Los que no tienen la suerte de encontrar "buenas compañías" se alejan de las tablas o se refugian en amargos tragos de cerveza acorde con el tono gris de los comienzos de concierto del evolucionado aprendiz de piano. Acompañado por Amaro, hace que los que tenemos una buena relación con nuestros hermanos nos sintamos identificados, y una vez en familia es más fácil dejarse llevar por lo que las canciones creemos que cuentan.

El concierto empezó una hora más tarde de lo que los carteles marcaban, pero como nos sobraba paciencia, tiempo y distancia, aprovechamos para socializar y tratamos de evitar parte del calor con una cervecicas mientras los hermanos Ferreiro acababan de afinar distorsiones guitarreras, y cuadrar séptimas de piano con tonos penetrantes de voz.

El caso es que como en los tiempos que corren es difícil decir toda la verdad, y aunque el ministro Wert hubiera preferido que en vez de Rocco Sigfredi hubiera cantado Nacho Vidal (por éso de la nacionalización tan de moda entre los que personalizan perfectamente el estribillo de Fahrenheit 451)... el concierto tuvo, como siempre 4 partes: una: el calentamiento, la segunda: la reservada a la terna de canciones chungas, una tercera en la que mezcló viejos éxitos de los piratas, una versión de 1999 de Love of Lesbian y algunos de nuestros hits fetiches y un final en el que los irmáns Ferreiro nos contentaron, a nosotr@s, con "días azules" y, a la mayoría, con "turnedo". En una carrera tan extensa es lógico que el set list se nos quede corto o echemos de menos alguna que otra canción o nos sobren fan´s berreadoras más propias de un concierto de Hombres G que de éste, o aspirantes a esos programas de "música", tipo OT, que tanto le gusta comentar a Iván por el twitter. Pero bueno, hace tiempo que nos quedó claro que el equilibrio es imposible, así que preferimos quedarnos con todo lo bueno que nos aportó esa bonita noche otoñal de viernes en la Stereo.

martes, 23 de octubre de 2012

BUM 2012 Agua para todos...


Como las instituciones tienden a no ponerse de acuerdo, los aguadores de teen spirit decidimos volver a pasar por Murcia para, como hicimos el año pasado, llevar la lluvia a la nueva capital del Indie pop español…
Por una vez, el lema que cuelga en el balcón del ayuntamiento: “agua para todos” se hizo real y dio un toque de diversión a una noche más que entretenida en el albero de la plaza de toros de Murcia. Y aunque por estos lares no están acostumbrados a mojarse, el agua dio un toque distinguido a una sesión espectacular de música y ayudó a desempolvar los paraguas de los ciudadanos de esta maravillosa, y a veces injustamente tratada, región del Levante español.
Como no puede ser de otra manera, el día comenzó con un homenaje culinario. Nuestros paladares dieron buena cuenta de los excepcionales productos de la huerta (se agradece comer fruta y hortalizas que tengan sabor), las típicas marineras, el salpicón de pulpo, unos callos para chuparse los dedos en los zagales, vino de jumilla y mucha estrella de Levante, que para eso se había gastado unos buenos billetes en organizar el festival.
Con el estómago lleno y el gaznate caliente cometimos el “error” de dejarnos los paraguas en el hotel. Cruzamos el puente y nos tomamos unas cuantas cervecitas esperando que parara de llover mientras los Leadings calentaban el ambiente en el coso murciano. Pero las cuatro gotas iban a formar parte del resto de la noche. Así que a las nueve decidimos entrar al recinto del BUM2012.
Para acostumbrarse a la lluvia, no hay nada mejor que escuchar a un grupo que, en su Dublin natal, está más que habituado a ver caer agua prácticamente durante los 12meses que dura el año. Tan metidos en el ambiente estaban que consiguieron llenar la “pista de baile” de paraguas negros girando al son del “litle sparks” que tanto nos gusta. En directo, el grupo de Kieran McGuinnes gana mucho y colapsado de vatios, un disco que normalmente utilizamos para relajarnos las tardes de los domingos se convierte en una sucesión de canciones que Gene Kelly hubiera podido bailar con nosotros bajo la lluvia. Fue un placer destilar las cuatro gotas que parecían no mojarnos, con temas penetrantes e intensos como “did we ever really try?, “care of” “secret”…
Antes del plato fuerte de la noche, nos escapamos a los bares de alrededor de la plaza para entrar en calor, resguardarnos de la lluvia y socializar un poco (que nunca viene mal). Fue un rato divertido porque para cuando nos dimos cuenta los primeros acordes de “art of almost” ya sonaban en la lejanía. Por lo que apuramos nuestros tercios de cerveza a un euro y corrimos a lugar seguro para disfrutar de Wilco. Encontramos unos asientos libres en la zona superior de la plaza y cambiando la sombra por la cubierta, recordamos aquel concierto de hace un año en el Kursaal de San Sebastián: desde más lejos, sin mojarnos y con una visión panorámica de paraguas y gente calándose al son de las canciones de esa obra de arte llamada “the whole love” que hizo que la digestión de las marineras fuera sublime. Lo cierto es que, tras un largo verano de festivales, hacía tiempo que no disfrutábamos del sosiego que da ver un concierto sentados, difrutando de los punteos de Nels Cline con esa onda countryrock tan característica de Wilco. Es un placer para los oídos quitarse las sorderas de la monotonía con temas como “Jesus etc”, “you and I”,”Whole love”…  y si a la música le unes la buena compañía: la noche adquiere visos de perfección diluviada.
El éxtasis que provoca Wilco es difícil de superar. Pero para ello, la organización del festival tuvo la excelente idea de cerrar la fiesta con una dosis de Lori Meyers para contrarrestar el aplatanamiento relativo que los modernos de la fiesta habían sufrido.
Antes de ver a los granadinos, apuramos las fichas que nos quedaban y nos bebimos un litro de cerveza desde la zona de toriles. Parecía una incitación al cachondeo, con aquella visión de la plaza abarrotada, los paraguas cerrados, los pipas cambiando el escenario y nosotros pensando “¡qué cojones! Ha llegado la hora de mojarnos” más que nada, porque teníamos presente (por aquel concierto de Vetusta Morla en Pamplona) que empaparse hace que un concierto bueno se convierta en inolvidable. Quizá por eso, nos importó menos que los bajos de nuestros pantalones se llenaran de barro, que las luciérnagas y las mariposas se empaparan con nosotros, que nuestras camisetas mojadas evidenciaran esa panza que con tanto ahínco tratamos de ocultar en los momentos “normales” o que la duda de si nuestro Smartphone seguiría funcionando  a la mañana siguiente nos asaltase entre canción y canción. No sé si saltábamos o nos resbalábamos, si cantábamos o mojábamos nuestros labios con las gotas y las palabras de cada estribillo… el caso es que Tokio volvió a querernos, Aha volvió con la lluvia acumulada de los años de sequía, los dilemas se esfumaron y mi realidad, y la de todos los demás fue mucho más divertida durante algo más de una hora de parapapás ininterrumpidos.
Calados hasta el higadillo, nos quedamos sin degustar la maravillosa noche murciana. Dejamos pendiente la visita a la stereo, los chupitos de los bares modernos e interactuar con el peculiar acento que los murcianos tienen cuando se emborrachan. Pero, como somos tan golfos, aprovechamos mejor el sábado y a los callos de los zagales, le añadimos los bocaditos de jamón del parlamento, el descubrimiento del bocata de jamón, tomate y tocinico del bar Pepe, los caballitos de la plaza de las flores, más marineras, vino de Jumilla y un fin de fiesta espectacular en el Salitre 48 hasta que a las 22h cogimos el tren de vuelta a casa: ya secos (por fuera) y con el buen sabor de boca que siempre nos deja visitar esta ciudad tan maravillosa.