sábado, 31 de agosto de 2013

Musika Mollarrin

Salir de currar un viernes, preparar una cesta de picnic como las que robaba el oso Yogui en el parque de Yellowstone, subir al camping de Zarautz cruzándote con guiris de todas las nacionalidades conocidas y darte de bruces con un marco incomparable como el cargadero de Mollarri. Pedirte una cerveza, contradecir a la organización del musika parkean, sentando nuestros culos cansados en las piedras del siglo pasado (en lugar del habitual césped) y quitarnos el sombrero de paja para saludar al rey sol, al ratón de Getaria y a los primeros acordes del concierto de Lou Topet & the 31st crew.

 (Como veis en esta foto de Iñaki Kaperotxiki, lo de marco incomparable no es una forma de hablar...) 

El grupo Zarauztarra fue el complemento ideal al relax que necesitábamos para olvidar, de un plumazo, los vaivenes de la rutina semanal. A estas alturas los chicos de Garabi han dado los suficientes conciertos para cuadrar definitivamente ese rollito Wilco que transmiten en sus canciones y se han hecho mayores... De hecho, es un gustazo ver como Ander Zulaika ha aprovechado su incursión en otros mundos musicales, para hacer de la sutilidad una seña de identidad en su manera de tocar la batería. Oihan no ha hecho más que ratificar las buenas maneras que apuntaba en sus principios y desde ese segundo plano que el escenario reserva siempre a los bajistas, sabe aportar su buen gusto mezclando transiciones jazzeras con la perspicacia del country pausado que destilan las melodías del grupo. Unai ha sabido adaptar su formación académica a la radicalidad que siempre tuvo en lo referente a sus gustos  y aunque como todo buen compositor, Oier se ha mostrado siempre receloso de su éxito, el abrazo de la compañía del público ha soltado parte de esa esencia que sus poemas musicados llevan dentro y que, por suerte, empezamos a reconocer en canciones como "esnatu dira", "jakin nahi nuke", "Hautsi" o los interminables "irauli"s.


El concierto fue un tentempié perfecto para empezar nuestro picnic. Y mientras los alrededores del escenario se empezaban a llenar de asistentes atabiados de mantitas de cuadros, cestas y oídos despejados, comprobamos que la sugerencia de la organización invitándonos a llevar sombreros, estaba más que justificada viendo que Lorenzo había reservado algunos de sus rayos para amenizar el fondo azul y verde.

Mientras los MaderaCore montaban su escenario, hicimos un poco de vida social. Faltaban algunos de los habituales hipsters de los conciertos de Donosti, pero nos hizo especial ilusión ver la armonía existente en esa conjunción de merienda, música de Coldplay de fondo, sonrisas por motivos varios y niños familiarizándose con la importancia que los conciertos (y la cultura en general) deberían tener en sus prósperos futuros.

El segundo recital de la tarde comenzó con más energía. Mientras el efecto de la primera cerveza nos iba subiendo, los ritmos de batería pesados y el guitarreo, nos reubicaron en la mitad de la tarde. Como el público estaba sentado, al grupo pareció faltarle algo de la motivación que la cercanía da. Pero lo cierto es que, apalancad@s sobre nuestras mantas de cuadros, aprovechamos para  poner más atención a las letras y, la verdad, por momentos, con el ratón de Getaria de fondo, tuvimos la sensación de estar en un recital de poesía musicada. Parafraseando el título del nuevo disco de los getxotarras, emprendimos el camino del asombro a medida que la marea iba bajando y los sueños que el cantante iba plantando hacían que las sombras de la semana se esfumaran. 

Los niños volvían mojados de bañarse, los perros ladraban, algunos gafapastas cambiaban el mundo a base de conversaciones trascendentes entre sorbo y sorbo de cerveza. Y la "ciclogénesis" del invierno, y los truenos de ahí fuera se apagaban en los aplausos del variopinto público asistente. No teníamos el gusto de conocer a MaderaCore, pero, sinceramente, nos gustaron lo suficiente para buscarles y verles en otro contexto.

Por último, para apurar los últimos rayos de sol decidimos unirnos a los amantes de lo añejo y bailar al son de las canciones que las marines pinchaban. Si os hemos detallado el resto de la tarde, nos cuesta encontrar palabras para describir lo que uno siente cuando, en mitad de ese maravilloso paisaje, empiezan a sonar acordes de canciones de los Doors, Bowie... nunca hemos estado en un akelarre, pero nos sentimos un poco brujas buscando el cubo que reciclara los buenos recuerdos que nos trajo escuchar esas canciones en aquel lugar.

Así que chominismo menosquino al margen, hemos estado en unos cuantos "Musika parkean" o en "Música als Parcs" de Barcelona; pero dificilmente encontraremos una mezcla de tonos de naturaleza como las que coincidieron en el viejo cargadero de Mollarri. Y aunque seguimos siendo críticos con la decisión de la concejalía de turismo de empecinarse en la radicalidad más insustancial quitando a los Zarauztarras placeres como las sesiones Jam en la playa y otras iniciativas interesantes que han derogado escudándose en cosas que antes criticaban a sus predecesores, somos, también, agradecidos, y deseamos que se sigan secundando proyectos tan maravillosos como el de ayer.

lunes, 26 de agosto de 2013

Sonorama 2013 (tercera parte: el amor sí es lo que piensas)

Siempre hay que dejar lo mejor para el final... y como ya es tradición, hicimos la visita de rigor al amigo David y nos reencontramos con todo ese clan de sonorámicos, de todo el país,  que año tras año nos reunimos para ponernos finos a cordero y a vinito de la tierra.

Como siempre decimos, para que el Sonorama funcione hace falta mucha gente desinteresada que colabore. Y en eso, el profesor de Leganés y Nuria, dos de esas personas de gran corazón que pasan desapercibidas entre la muchedumbre exaltada, se llevan la palma.

En una bodega del año 1700 o en una nave( si la primera opción falla),  tienen el don de unir, a su manera, a grupos (como el año pasado novedades Carminha), gente variopinta de todos los puntos de la península, locos entregados al hipsterismo modesto (que es el que realmente mola), bloggeros humildes, amigos.... y todo en torno a una mesa donde nos demuestran, con su humor y su dedicación, todo lo bueno que Aranda y su entorno tienen.

Pero antes de cambiar a terrible y a despechada por un futbolín y el dj Vega del arte ;) nos levantamos de buena mañana (como cantaba el Lichis) para tras la pertinente ducha y el café, quitarnos las legañas con, en nuestra modesta y subjetiva opinión, el mejor concierto de la plaza del trigo de este año (que ya es decir...), el de Igloo. Y decimos subjetiva, porque ya veníamos enamorados de su "conjunto vacío" y habíamos paladeado unas cuantas veces las letras de "Han solo" o "Sinatra". Si a uno de los mejores albumes estrenados este año, le incluímos clásicos como "todos somos átomos" ó "el pase de la muerte" y el fervor inigualable de la plaza del trigo, nos damos de bruces con ese disfrute que a muchos les cuesta un sinfín de billetes conseguir. A nosotros nos basta con contagiarnos de la sonrisa que Fran dibuja en cada cabalgada de ritmos de su batería y el "todo" resquebrajando toda la cera de los oídos de los que no escuchan más que ensordecedores silencios.



Aprovechamos el concierto de Ángel Stanich, para desayunar unas bravas y unos vermouths (no se puede llegar a todo) y antes de marchar para la corderada, nos pasamos a ver al amigo Izal.


No fue difícil encontrar la magia y los efectos especiales que necesitábamos para sobrellevar el calor. Parafraseando una de sus letras... todo fue tan simple como el "que bien que en mis pupilas siga entrando luz del sol, que bien que en mi cerebro se produzcan intercambios de información, que bien que te pusiste en medio"... en medio de esos sueños que se cumplen cuando el confeti se mezcla con el agua, la música se convierte en un "extraño regalo" y cumplimos con nuestra promesa de no volver a pisar en falso. Porque, por muchas veces que caigamos, recordaremos los pasos que nos llevan a disfrutar de todo lo que tenemos delante y paladearlo, como nunca, antes de regresar a nuestros (respectivos) rincones.

Con el estómago lleno y habiendo bailado las sesiones del dj Vega del Arte, no nos dio tiempo a ver a Stay... pero sí viajamos al sol de las afueras de Aranda para ver a Havalina. Como el sonido del título de su disco "h" nos quedamos atónitos y en silencio con la contundencia del directo. Después de dos días de pop, se agradece una dosis de distorsión guitarrera y ritmos veloces de batería. Las hojas secas cayeron como un otoño improvisado en mitad del secano castellano y con "compañía felina", "el estruendo" o "el norte" hicieron que no diferenciáramos las babas que se nos caían, el sudor y los restos de cerveza que tras cada canción sorbíamos para no acabar deshidratándonos.

Para secarnos, utilizamos los pétalos de unos claveles mientras corríamos a la primera fila del concierto de nuestro Xoel. Visto lo visto, esa condición de preciada propiedad se ha repartido por los corazones de muchos hombres y mujeres de ninguna parte. Convertido en fe nuestro dolor, desojamos las margaritas del atlántico con abrazos y esa gestualización que solo consiguen los buenos actores en las escenas felices de las películas en las que las cámaras omiten los gruñidos, las tazas de café y la condición de caballeros que muy pocos mantienen. Por suerte, títulos noviliarios al margen, nosotr@s conservamos la inocencia de los 16 y la sonrisa de las enamoradas, para no quedarnos ciegos nunca y ver, como vemos ahora, toda la alegría que Xoel transmite en cada uno de sus conciertos.

Resulta extraño contemplar como nos rodean fan´s de nueva cuña que apenas conocen las canciones de deluxe. Nos maravilla que el gallego y su amigo del alma, Felix Arias, se den el gustazo de enseñar a las nuevas generaciones lo que es un punteo como dios manda. Da gusto arder en la boca del volcán y degustar los besos de cada acorde sutil. Llámadlo como queráis, porque no hay crónica ni adjetivo que valga para describir el pinchazo de aguja en el pajar que hace que cada acorde sobrevuele nuestra eternidad parada en una canción. Yo no sé como será el paraíso, pero intuyo que lo primero que oyes cuando te mueres, debe ser algo parecido a una canción de Xoel, algo que te arranque de cuajo los miedos y te ayude a entender que tras el concierto, la realidad, es más bonita y tus ánimos deben estar a la altura del privilegio de haber podido perseguir los kioskos de claveles rojos en uno de esos días, que formarán parte de las historias que los que ahora se abrazan en la primera fila contarán a sus niet@s. Porque, aunque tengamos que contradecir al poeta gallego, el amor sí es lo que piensas, o al menos, la vida si es lo que tus pensamientos desean.


Para continuar con el subidón, nos pusimos reivindicativos con el concierto de Pony Bravo. A estas alturas el pánico en el Bungalow se nos ha pasado y el gramo de fe lo perdimos entre las raves de dios y las veces que nos hemos cagado en Eurovegas, en los políticos liberales y en la madre que parió a los que hicieron el mundo tan serio. Por suerte hay una voz, parecida al del cantante de No me pises que llevo chanclas, que al son que le marca el bajista de las camisas cantosas recita la mayor parte de nuestras quejas en forma de alocada canción con fondos "tripsicodélico". Con este, llevamos 5conciertos de Pony Bravo a cuestas, y, aún no sabemos lo que es pasárnoslo mal en ninguno de ellos, porque en la hora escasa que normalmente nos dedican, se mezclan las risas, el bailoteo fullero de mangosta y la lucidez que se te queda cuando se acaban los acordes de "mi D.N.I" y ese dedo anular subido en forma de peineta se dirige a los ciegos que no ven la realidad.

Como en una buena sesión de cine, llevábamos una noche con escenas contundentes, emociones y risas, así que nos quedaba el aporte visual, que en los títulos de crédito estaba a nombre de Standstill. Dentro de la luz, con un cénit de reflejos rojos y sonido sobresaliendo de un fondo oscuro, la voz de Enric Montefusco nos trasladó al climax de desear que no acabe el día, mientras el arte Barroco de las cristaleras alumbraban canciones como "me gusta tanto", el "¿por qué me llamas a estas horas?" (inicio habitual de las sesiones de nuestro dj favorito) o  "1,2, 3, sol "...  La conjugación de imagen y sonido  en mitad de esa oscuridad estrellada hizo que Bonaparte se parara para contemplar la belleza de un instante diferente a todo lo que habíamos visto hasta entonces en los escenarios principales del Sonorama. Si, en vez de un concierto, hubiera sido una comida, sería un postre con apariencia amarga y regusto dulce. Un contrapunto a la despedida momentánea que Ramón Rodríguez iba a escenificar un rato después.



El sueño del chico de la gorra se vio cumplido. Y el escenario Castilla-León reunió a dos de nuestros grupos fetiche en matrimonio (musical): The new Raemon y Maga.

Unidos por un repertorio más que bien elegido, el catalán y los sevillanos  nos regalaron la posibilidad de ver en primer plano el buen rollo que intuimos que se crea entre las bambalinas de festivales como este. Sospechamos que Ramón echaba de menos la estridencia de dos guitarras en contraposición a su melancolía habitual y encontró en, sus tantas veces versionados, Maga el complemento ideal a su punto de inflexión (porque a nosotros no nos gusta hablar de despedidas); El "te debo un baile" de nueva vulcano fue la manera más sutil de decir adiós que hemos visto (y oído) en el tiempo que llevamos croniqueando música. Y aunque esperamos que Ramón no tarde mucho en volver, nos llevamos grabados en nuestra retina lágrimas de despedida como: 19, Garfunkel, Risas enlatadas, Marathon man, silencio... y esas obras de arte que tanto nos han hecho pensar estos últimos años de adoración a la melancolía de las letras del poeta catalán. Ramón, te dejamos huir, descalzo y de puntillas, o como quieras, pero vuelve antes de que te echemos demasiado de menos...

Evidentemente, la tristeza es una pincelada necesaria en todas las historias buenas que se precien; Pero, sin tiempo a llorar más de la cuenta, nos fuimos corriendo a ver el concierto de Wiggum. Nos sedujo la idea de pasar esa parte de la noche junto a ellos. Al fin y al cabo, su "Guerra mundial" es un melocotonazo que merecía algo más que un escenario para futuras estrellas. Pero siendo positivos, nos quedamos con que como la chavalería estaba distraída viendo a Supersubmarina, pudimos disfrutar, más si cabe, el concierto de los catalanes. Los laureles les llegarán, seguramente, cuando cuiden un poco mejor su puesta en escena, porque por repertorio, hay pocos grupos en este país con una cantidad de canciones tan buenas como las que desde "Sintón ni són" hasta la "guerra mundial" tienen los Wiggum.  "Los cuentos azules" o "Jacques Cousteau" nos demuestran de donde vienen, pero ese acto de rebelión llamado "eterna juventud", "amarillo" o "el día de tu muerte" hacen que sea un placer estar presente en el despegue hacia un futuro mejor que están viviendo Halldor, Dani y compañía.

Además, nos dieron tiempo a ver el "Kevin Mc Allister", con la que Supersubmarina cerró su bolo; Así que nos fuimos a ver a L.A con una sonrisa de metal cosida a la cara. El Low cost nos había convertido en fan´s del directo del grupo de Luis Alberto Segura, por lo que ubicados correctamente, nos propusimos sentir las vibraciones de la guitarra en nuestras carnes y volver a dualizarnos con la música de los mallorquines.

El concierto fue redondo como el fondo del escenario. Suponemos que el ribera de Duero sacó a relucir todo el buen rollo que se intuye en las conversaciones de ojos de los componentes de la banda. Para todo lo demás dejaron hablar a su música y presentaron uno de los mejores discos del año con clásicos de la banda que fueron redondeando una noche en la que las estrellas fueron alineándose, una a una, en el escenario para nosotros. "Under radar", "mirrorball" "close to you", "dualize" y, como no, "outsider" no son más que la estela que dejan esas estrellas fugaces que nos invitan a ver que en este país, el cielo musical está más que bien cubierto. Y para lo que el dinero no puede comprar, está la luz y el buen gusto que deja tener la posibilidad de ver en directo a grupos como este.

El the end se vistió de música de baile, como ya es costumbre en el Sonorama. Y para quitar las penas, no hay nada mejor que mover las caderas y las piernas al son que marcan los Estereotypo. A pesar del cansancio, los de Santander, con dos canciones, pusieron patas arriba el Sonorama. Y revelándonos temas de su nuevo disco y trasladándonos a aquel conciertazo de apertura  del Ebrovisión en el que los descubrimos hace unos años, David Van Bylen y compañía, hicieron que el "pleasure" fuera algo más que una canción; y el "I want more" una forma perfecta de decir que el sonorama, una vez más, se nos había quedado corto.

Si el amor no es lo que piensas, como dice Xoel, más vale que vengas al Sonorama el año que viene a retractarte y a soñar con nosotr@s: comiendo cordero, bebiendo vino, bailando, saltando, enamorándote y sintiendo que la vida puede ser maravillosa, al menos, mientras siga siendo eso que pasa entre Sonorama y Sonorama.

viernes, 23 de agosto de 2013

Sonorama 2013 (segunda parte: acostarse con la luna entre los brazos )

El segundo día de sonorama siempre empieza con prisas, olor a café y sabor a resaca... es inevitable dejarse llevar por el influjo de la primera noche, por lo que l@s que hemos estado allí más de dos veces sabemos que es inútil resistirse: tanto a acostarse tarde, como a levantarse antes de que los conciertos de la plaza del trigo se pongan en marcha. Y si coges el papelito arrugado que te sirve de guía y consigues leer: Tuya, pegas un salto, te pones lo más fresquito que tengas, el sombrero de paja hortera y las gafas de sol; te cagas 4veces en los jardineros que te recuerdan que incluso en días de Sonorama hay gente que curra (pobres!!!) buscas un bar donde tomarte un café rápido o con croasán  (si el cuerpo te lo permite) y aprovechas el trecho que separa tu cuartel general del centro del pueblo para saludar, jugar a ver quien tiene peor cara y, evidentemente, seguir riéndote.

Fíjate si corrimos que nos dio tiempo a llegar al grupo cuyo nombre homenajeaba nuestras pintas de guiris: Banda de turistas. Igual que con los Girondines, nos dio gusto ver que, al otro lado del Atlántico también, las nuevas generaciones saben mirarse en el espejo adecuado, no sucumben a la chapa de las radio Fórmulas y prueban que una guitarra puede tener matices cercanos al rock, al blues y a esos ritmos añejos que tocados por chavalitos ganan coherencia. 

Los chicos se lo creían, así que, a pesar del calor, de las guerras de pistolas de agua, de los manguerazos de los bomberos y de los gorros antirayos ultravioletas, nos olvidamos de la resaca y seguimos en ese estado sonorámico en el que tus tobillos hacen acrobacias dignas de la mejor danza artística de Lucía Lacarra.

Esperando al plato fuerte de la matinal conciertera, nos perdimos por las calles contiguas en busca de vermouths y cachis de cervezas. Hicimos la visita de rigor a la vieja bodega que hay detrás del escenario y cogimos sitio para que el cantante de tuya nos viera de reojo. Los madrileños son los reyes de los matices, y aunque en la plaza del trigo la gente demanda ritmos de batería que impulsen a saltar, el trío de artistazos nos dejaron bien a los que metimos su "waterspot" dentro del top 10 nacional del año pasado. Fue un placer escuchar en directo "cake", "all my best" "metal selves"... y claro, ese "hands of wasted man" que nuestro dj favorito nos pincha cada sábado.

Para apaciguar los ánimos de tan exquisito sabor de oído, nos tuvimos que refugiar en el garaje de Jack Knife, para esconder en el guitarreo el gusto de parafrasear el "be yourself" y perderte entre esa multitud para añadir a tu lista de amistades un@s cuant@s nuevos festivaler@s. 

Mientras se extendía el rumor de que Supersubmarina nos "sorprendería", acabamos de mojarnos (sin llegar a rayarnos, como el pantalón del cantante), con los goteos de agua y sudor "botantes" de nuestro alrededor. El jalear persistente de:"escenario principal", se mezcló con esos "uhhhh" que te salen del alma cuando una canción te llega. Si no nos creéis, por ahí andamos perdidos aplaudiendo y gritando "ahhhh" entre riffs, punteos y ritmos de batería dignos de nuestros mejores recuerdos setenteros.


Del concierto sorpresa, podemos deciros que el "dance with somebody" y el "take me out" sonaron mejor que las canciones habituales del repertorio de los de Baeza; y nos reconcilió con el mundo ver que los piratas siguen teniendo su rinconcito en el refranero del indiefestivalero. Aunque todo éso lo extrajimos de la escucha lejana mientras nos comíamos un cachi de croquetas, un poco de picadillo y unos callos para "desayunar"; y robábamos unos cd´s regrabados de "the panteras" (el grupo que nos ayudó a digerir la comilona con su música surf).

Con el estómago lleno, fuimos a pasar la tarde, otra vez, a la plaza del rollo, ó, más bien, la plaza del amor (dure lo que dure después); Cometimos el craso error de bebernos los cubatas con pajitas y el punto ochentero de la música que estaban poniendo los dj´s nos hizo perder la noción del tiempo...

Escuchamos a León Benavente de camino a nuestra morada alquilada, nos duchamos con Jero Romero de fondo y The corner nos recordaron que no era hora de siestas, por lo que ataviados de mangas largas y latas de cerveza recorrimos el medio kilómetro que nos separaba de la entrada jugando a ver quien disimulaba mejor las eses de las zancadas.

Por si nos amodorrábamos, Travis hizo que nos acordáramos de que era el momento de "where you stand" y para ser una banda invisible desde aquel disco de 2001, nos ofreció un momentazo con "sing" incitándonos a gritar como quinceañeros desbocados, ó esa evocación de los tiempos mejores de "the man who" que nos devolvió a esa época sin Internet en las que escuchabas un millón de veces los discos que te comprabas, con el esfuerzo de no gastarte la paga que te daba tu abuela en chucherías.

Con el final del concierto de los de Glasgow, creíamos que nos relajaríamos; pero el "enero en la playa" (una de nuestras canciones fetiche) irrumpió en mitad del "de ti sin mi" o el "de mí sin ti" y de repente, el baile interminable de Delafé nos sumió en un éxtasis de rapeo que convirtió el escenario Castilla León en una parte de esa calle 8 mile de Detroit en la que Eminem dio rienda suelta a su inspiración...



El ciudadano de un lugar llamado Aranda, colocó en nuestras cabelleras una de esas coronas de flores que llevaban los hippies y no fue difícil sucumbir al encanto de Helenita mientras óscar D´Aniello nos disfrazaba de soñadores con esa reverberación de voz en la que el poder del mar transforma las bases en oleajes tranquilos en mitad de una marejada de almas bailando al unísono y sintiendo cosquillas en las rodillas.

Pero el Sonorama, como recomendaba la abejita rapera de las flores azules, no se paró ahí... porque los primeros acordes del concierto de Lori Meyers empezaron a sonar...

En vez del Noni, salió a cantar Óscar Jaenada, o algo parecido a lo que el gran actor catalán hizo en su papel magistral de Camarón. Sabéis que somos muy fan de Lori Meyers y que no podemos decir nada malo de ellos, así que aguantamos unos cuantos clásicos: "Luciérnagas y mariposas", "dilema"... y cuando se pusieron con su repertorio para quinceañeras nos fuimos a relajarnos abrazando las letras de Jaír Ramírez en el escenario "future stars".

Algunos no lo saben, pero lo mejor que tiene el Sonorama es poder degustar en "primicia" el futuro de los que en un tiempo no muy lejano abarrotarán grandes escenarios. Quizá Pumuky no sea un ejemplo de eso, porque una parte del público no entiende que no todo en la vida es dar botes, pero fue un auténtico placer pedirnos una caña y disfrutar de esas pequeñas obras de arte que desde "el bosque en llamas" hasta el "eterno femenino" nos fueron pixelando con esa estrambótica forma de contar cuentos que uno de nuestros canarios favoritos tiene.

 

Luego nos quedamos en la fiesta murciana que montaron Perro; Subjetivamente y obviando la comparación de sonido fue, posíblemente, uno de los 5mejores conciertos del festival. Puede que sea porque a nosotros también nos gusta correr en Bicicleta, o porque todos hemos querido perder 40kilos y sentirnos poperas por un día; El caso es que ese ritmo psicodélico que tocan los murcianos nos atrapó y abducidos por el influjo de su sublime Singles brasileñas nos atrevimos a bailar e hicimos de lo imposible un momentazo casi perfecto que, posiblemente, repetiremos en otros escenarios mayores en los años venideros.

 

Y si eso fuera poco, la organización nos puso en un brete, solucionado, por los pequeños problemillas técnicos que siempre se ensañan con los grupos más "pequeños"... así que para contradecir a los que dicen que "segundas partes nunca fueron buenas", nos quitamos el mal sabor que el concierto lluvioso de hace dos años nos había dejado, y procedimos a disfrutar con el "to be continued" que nuestra cabeza escribió tras el conciertazo de Dorian en el Low Cost. Desde  aquella noche, "la velocidad del vacío" ha sido una parte de la banda sonora que hizo más llevadera nuestro regreso a la monotonía. Hemos perdido la cuenta de los temblores que hemos "sufrido" y más que perder amigos, los hemos ganado recomendando esta obra de arte de los catalanes. No hay horas bajas ni tristezas que valgan, cuando la marea te arrastra a un lugar llamado sonorama del que, si pudiéramos, nunca regresaríamos; no vale eso de "cualquier otra parte" cuando hemos quemado suficientes horizontes para saber que este festival nació para hacernos felices y conciertos como el de Dorian, aunque Marc, a veces, esté más serio de lo que debería, hacen que esa idea inicial se ratifique.

Y si no estaba corroborada la cuestión, Cápsula vino a dejar claro que el mundo se había parado definitivamente, y que diga lo que diga Mafalda, a lo mejor hay que bajarse, sí, pero a empujar. De los Argentinos/Bilbaínos nos enamoramos ya hace unos cuantos años en el Ketarri, fue como uno de esos amores de verano, que de cuando en cuando te vienen a la cabeza... tras aquellos inicios, nos reencontramos con ellos en el Rockumentalak (2 veces), en el Jazzaldi, en aquella gira en la que suministraban metadona musical a los que echábamos de menos a Bowie... y ahora, una vez más, y con nuevo (y muy buen) batería, volvieron a demostrarnos que el viejo rock & Roll sigue gozando de muy buena salud, tanta como nuestra wild fascination por ellos.

Y como dice el gran Iván: "para que la luna llena no se choque contra el suelo hemos de encontrarnos siempre en las afueras del pueblo" y reservando los besos de todos los amores de verano, nos fuimos a casa: sólos pero felices, burlando al tiempo y con esa hermosa perspectiva que, según como pongas las manos, hace que parezca que tienes la luna agarrada.


miércoles, 21 de agosto de 2013

Sonorama 2013 (Primera parte: Sonríe)

No necesito un BMW para saber que me gusta conducir, y más si mi destino es Aranda de Duero y de fondo suena ésto... 

Este año llegamos más tarde de lo habitual (no fuimos los primeros), pero, como siempre, llevamos esa maleta cargada de buen rollo que todos los meses de agosto preparamos, concienzudamente, para que el calor, de los que se sienten arandinos ( todo el año ó de adopción por 3 o 4 días), nos agasaje.

El sol castellano nos dio la bienvenida, era la hora de comer, por lo que ya que nos habíamos perdido los conciertos de la mañana nos apresuramos a tomar contacto con la simpática gente del pueblo, con el primer vermouth y el picoteo típico anterior al cerveceo/cubateo de la tarde.

Nos jodió perdernos a Pasajero, pero resultó que lo "imperdible", de la matinal en la plaza del trigo, fueron los chicos autóctonos de The Girondines, más que nada, porque demostraron que en Aranda hay una generación que ha crecido amamantada por las 16 ediciones de un festival que, si algo tiene diferente a los demás, es que parece enorgullecer a gran parte de la ciudad burgalesa. Y aunque detractores, aprovechados y esclavos de las quejas hay en todos lados, da gusto ver como mucha gente se ofrece voluntaria y contribuye a que los que venimos "de fuera" nos sintamos como en casa.

Prueba de ello, fue el ratico en la plaza del rollo; donde nos sorprendió encontrarnos con Don Gonzalo, nuestro amigo de discos Bora Bora, amenizando la tarde de los primeros bañistas de la ya mítica piscina de plástico de la Tramoya. Al son de los planetas nos dimos nuestro primer chapuzón con la cerveza en mano y fuimos reencontrándonos con todos esos golfos aragoneses, cántabros, alicantinos, vascos... cuyas caras vemos rejuvenecer, año tras año, en esas bonitas plazas castellanas.

Con una buena borrachera en ciernes, fuimos a maquillar nuestras muñecas con una apretada pulsera blanca. Nuestra condición de previsores, nos regaló una camiseta de Superman tuneada con el nombre del festival y una botella de vino que regalamos a la organización por su buen gusto.

Volver a traspasar la puerta de entrada al recinto vallado provoca una emoción que hace que te vengan a la cabeza recuerdos del año anterior o de esos tiempos mejores a los que Jorge Manrique aludía en las coplas a la muerte de su padre.

Comprobamos que todo (comida, merchandasing, escenarios...) estaba en su sitio, cargamos nuestra cartera de sonos y nos guiamos por el sonido evocador de la voz de Soleá Morente... por un momento creímos estar poseídos por la música de aquella obra de arte llamada "Omega" que su padre y los lagartija Nick regalaron al mundo; Pero resultó que una parte de los planetas se había alineado tras la hija del maestro para darnos la bienvenida, de la mejor manera posible, al festival. El calvario de no haber llegado a ver a Jaime Urrutia pasó a la historia y enfrascados en las notas de "en un sueño viniste" empezamos a entender que aquella iba a ser una gran noche.

Como era de esperar, nuestro listón había alcanzado una altura de esas que sólo Sergei Bubka era capaz de superar con su pértiga; pero Belle & Sebastian se propusieron hacernos olvidar las marcas del ucraniano y con sus canciones tiraron por la borda la teoría de Jorge Manrique y demostraron que parafraseando su "i want the world to stop" nos podemos disfrazar de Mafalda, para parar el mundo en un acorde de  "write about love" y escribir algunas de las muchas historias de amor que cumplían años ante aquellos dos escenarios. Lo mejor del concierto es que a los del sonido se les ocurrió regalarnos un rato de voces sin efectos excesivos que nos permitió imaginar como serían aquellos inicios del grupo, con medios precarios, en los bares de Glasgow.

Con ese buen sabor de boca nos fuimos tarareando el "another sunny day" al otro escenario. Nuestro grito de "escenario principal" en aquel concierto, de hace dos años, de Mucho en la plaza del trigo se hizo realidad y los toledanos tuvieron su merecida oportunidad de encandilar al gentío. El relevo de aquel primer disco: "el apocalipsis según mucho" se convirtió en el génesis de nuestra felicidad. Haciendo honor a las letras de sus canciones descubrimos que éramos más felices sin televisión, salimos de esa parte de la tierra que sólo nos transmite miedo y "como si no hubiera mañana" degustamos un concierto estupendo bailando y disfrutando de las letras a partes iguales.

Con el puntito de las noches toledanas, nos vestimos de negro y nos fuimos a ver que se contaba loquillo en el escenario Principal. Como buenos mitómanos fuimos con los deberes hechos y aunque el cuero y los tupés no nos queden bien, optamos por compartir con el señor Sanz la borrachera relativa con la que saltó al escenario. A diferencia de Alaska unas semanas antes en el Low Cost, Teddy Loquillo (como se hacía  llamar en sus inicios) nos regaló un repertorio repleto de clásicos como "Cadillac solitario" (que dedicó al público cual torero brindando orejas al respetable), Feo, fuerte y formal (que nos alegró el día, o más bien la noche), el ritmo del garaje y unas sublimes colaboraciones como la de Ramón Rodríguez (nuestro admirado New Raemon) que cantó "Barcelona Ciudad" con el hombre de negro, los sevillanos Maga que se pegaron al loco para cantar "Pégate a mí" y el gran Sr. Chinarro con quien, como era de esperar, cantó "Rock and roll star". En definitiva, un espectáculo que hace que des por bien invertido el precio de la entrada y siendo jueves y viendo de donde veníamos y que todavía nos quedaba por ver a nuestra querida Isa, a Mendetz y a Eme Dj colapsó la información positiva de nuestras bailarinas neuronas.

Para no desentonar con el guitarreo, el derrotismo habitual del buen rockero se transformó en victoria Mística.Osea, el retorno de Triángulo de amor Bizarro. Por un rato pensamos que eran los Pixies, pero luego nos dimos cuenta que esa pelirroja peligrosa con aires ramonianos era Isa robando nuestro tiempo con un rayo de sol que nos llevaba de la monarquía a la criptocracia en cada riff repetitivo de guitarra sucia. Si Joey Ramone resucitara se la comía a besos, a ella y a sus dulcemente perversos acompañantes. ¡Ay que bien nos vendría a tod@s complicarnos menos y hacer, como hacen estos gallegos: de la simpleza un arte.

Y para acabar, como es costumbre en el sonorama: toca bailar. Y para éso nadie mejor que Mendetz. Si nos leéis habitualmente, sabréis que, desde el Low Cost, teníamos una cuenta pendiente con este grupazo maravilloso que tiene el don de hacernos mover los pies a la velocidad de los rayos de la última hora. Y así deambulamos del future sex, a las silly symphonies pasando por esa versión del "freed from desire" que nos devuelve a los tiempos semidiscotequeros de nuestras vidas con la sonrisa cosida a la boca, que es el estado natural que uno tiene en el Sonorama. El subidón fue tal que seguimos la fiesta con Eme Dj, el amanecer y algún desarraigado sonorámico que nos hizo emular esas fiestas de bienvenida que cada jueves de Sonorama nos llevaba a acabar la noche (o empezar el día) en el Café Central...

Está claro que, como escribió nuestro romántico cronista de la introducción del festival, debería estar prohibido morirse sin saber lo que es esa sonrisa que estar en el Sonorama te provoca.



Sonorama 2013 (La introducción)

Debería estar prohibido morirse sin conocer el Sonorama...
Puede no gustarte la música, o el vino, o el cordero, la morcilla de Burgos, o soñar con los ojos abiertos, pero si respiras deberías tener curiosidad por saber porque much@s, en este país, pensamos que la vida es eso que pasa entre Sonorama y Sonorama.
Evidentemente,  no soy objetivo, porque en Aranda conocí a la mujer de mi vida, y con ella a gente maravillosa que ha ido cambiando mi visión negativa del momento en estos 3últimos años de segundos cada día más felices. Si creéis en los cuentos de hadas, sabréis que no hay historia posible sin claveles, piscinas de juguete llenas de dragones, una plaza llena de trigo (y vino) para que el nudo de la historia tome cuerpo, bodegas bajo tierra, valses transformados en canciones de Xoel, Igloo, Belle and Sebastian que los nenes bailan al son que los niños-grandes marcan con sus cachis de Ribera de Duero en la mano y emociones que todos tratan, sin éxito, de contener ante escenarios enormes, autobuses flotantes y tablas donde las futuras estrellas empiezan a brillar.
El Belén furgonetero ya tiene reyes magos, pastores de los lugares más recónditos de la geografía española, corderos (bien asados claro), camarer@s que nos reconocen como a un cliente habitual y caseras que nos dejan la llave de su casa con la confianza de quien tiene la sensación de conocerte de toda la vida.
Y yo, tengo un puñado de amig@s nuev@s y un sinfín de grupos nuevos con los que entretenerme mientras llega el siguiente Sonorama...


jueves, 1 de agosto de 2013

Low cost (3.0... el final feliz)

Como no hay dos sin tres, nos propusimos cambiar el día del señor, por el día del Low Cost; 

El mar nos quedaba lejos, y nos quedamos en los aledaños del hotel rellenando el estómago con unas sardinitas antes de tumbarnos a la bartola en la piscina; Nos faltaba una buena piña colada con la que aderezar la tarde de sol y nos sobraban algunos adolescentes bullosos tocando los huevos, pero aunque los Love of lesbian se empeñen en promulgar lo contrario, es difícil combinar lo de Fantástico y mediterráneamente; al menos, no mientras los pesados no tengan un botón de off o, en su defecto, un regulador de volumen, para poder bajar el tono de sus gritos...

El caso es que, a pesar de todo, conseguimos relajarnos; y antes de que nos diera una insolación, nos vestimos con el propósito de aprovechar la última noche; La mitad del grupo ya había hecho las maletas por cuestiones laborales, así que tuvimos que disfrutar la last night en petit comité.

Llegamos al recinto justo a tiempo para merecernos un concierto de Zahara con una lucha de gigantes como aperitivo lesbiano. Y con olor a mandarinas disfrutamos de la mujer mayúscula almibarando este domingo que se antojaba tan astromántico con tanta chica pop y tanto chico fabuloso tratando de que el cansancio de los otros dos días no hicieran mella en nuestra animación.



Los fireworks de Polock ayudaron a que la fiesta no decayera.Y agradecimos que sus ritmos bailables nos ayudaran a dar la bienvenida a la sonrojada luna. Y a las mandarinas de Zahara se le unieron los unicornios que gritaban "nice to meet you" en plan versión moderna de la mítica canción de los Rolling stones. Lástima que el concierto fuera un "faster Love" de apenas una hora... tiempo suficiente para saludar a l@s nuev@s amigos de la noche anterior. Uno de ellos despidió al grupo con un sonoro "te quiero Papu" al que respondimos todos con una gran risotada de aprobación.



Los horarios solapados nos llevaron después a la enésima decisión; Y como hemos visto ya unas cuantas veces la imitación desfogada que los Glassvegas hacen de los Oasis y, como sabéis, nosotros preferimos el producto nacional; Nos quedamos en el escenario pequeño dualizando esa particular pasión que desde hace años tenemos por la música de Luis Alberto Segura. Así que parafraseando a Loquillo: siempre quisimos (ir) a L.A, ó más bien, L.A vino a visitarnos a nosotros; Y aunque nos hubiera molado reencontrarnos con Richard Swift y muchos esperaban esa dulce versión de Chris Isaak que, a veces, nos regalan los mallorquines, nos "conformamos" con degustar cada hit, gozar con cada acorde distorsionado de esos riffs de guitarra cada vez (por desgracia) menos comunes y debatiendo sobre si algo tan fresco puede resultar, a su vez, tan añejo; El "Oh Why!" dio la razón a la elocuente arruga del rock y los parones en seco de "in the midle" le rebatieron antes de que el ambiente se pusiera un poco "Rebel" y el "dualice" vivido en directo nos acabara de poner los pelos de punta. Un concierto maravilloso con un speach sobre el incendio en Mallorca que evidenció que a los cantantes de este país les cuesta hacer frases sin utilizar el adjetivo "puta" (Gajes del oficio (o de los subidones del directo), suponemos); 



En prime time del domingo, se lo reservaron a Love of Lesbian; Los catalanes hicieron un parón en su gira de conciertos para saciar su hambre invisible de festivales en Benidorm. Los muy cabrones, han conseguido que, ahora, un concierto en mitad de 60 se nos quede corto, o que pensemos que no lo disfrutamos tanto como cuando les reservan un escenario para ellos solitos. El caso es que el sitio, o la situación, es lo de menos. Sabéis que somos poco objetivos al juzgarlos, y que importa menos, aún, las veces que los hayamos visto (unas 15 haciendo un cálculo rápido), porque, como los buenos amores, nos enamoran un poquito más cada día. Será que nos criamos con cuentos de monstruos y princesas, y nos gusta que alguien con esa voz tan de ultratumba nos recuerde que nos quedan unos cuantos días no vividos, un segundo asalto con el que tomarnos la revancha y sobre todo el positivismo de saber que cuando salgamos de esta, seguiremos bailando con nuestra particular pose de Bowie canciones de LOL 


Con tanta emoción, se nos olvidó que la voz espectacular de lisa con el fondo de sus Lips había empezado a sonar al otro lado de la salida del campo de Fútbol. Sabéis que no podemos evitar ser frikis y que todo lo que huele a los 70 nos magnetiza; Si los L.A rescataron los riffs, Lisa & the lips nos elevaron al maravilloso mundo del funkyrock con punteos y voces desgarradas; Debe ser el trauma de no haber podido ver vivos a Jimmy Hendrix y a Janis Joplin, o quizá sea que nos quedamos un poco con ganas de festival de Jazz de Donosti; el caso es que el poco tiempo que los pudimos ver  fue sublime; y más cuando vimos a una cuadrilla de chavales de despedida de soltero frustrados porque esperaban ver un espectáculo erótico de Lisa Lipps ...

Para poder captar la esencia del "heavenly" de Toy necesitabamos un poco de cerveza y comernos unos paliyakis (un poco de pasta oriental de esa que se come con palillos); Así que les dejamos calentar sobre el escenario, para, una vez recuperadas las fuerzas acompañar el "left myself behind", el "Lose my way" y ese "motoring" con aires de the Cure, con nuestra pose más londinense.

La noche hubiera sido maravillosa si a Fangoria se le hubiera olvidado vender discos y se hubieran centrado un poco en divertir al personal; Un festival es un lugar ambiguo en el que entre el público, más que incondicionales de un grupo hay gente variopinta que va a pasárselo bien, o a descubrir grupos nuevos... y supongo que como a nosotros, a ellos les hubiera gustado más retraerse a los tiempos en los que nos pasábamos la vida moviendo la tibia y el peroné, o preguntándonos: ¿a quién le importa lo que yo haga? Además con tanto playback y ese ballet de desfile de instituto acabamos de perder la noción del tiempo y por un momento no sabíamos si el ministro Wert había aprendido a apalear los sintetizadores, si estábamos en uno de esos cutreespectáculos típicos de Benidorm, o si definitivamente, nuestra adorada bruja avería había cumplido su deseo de convertirse en un bote de Colón.

Por lo que dicen, Mario Vaquerizo remató la fiesta con ese "sutil insulto" que las nancys rubias hacen del "I love it" de Icona Pop; Por suerte, para entonces, nosotros ya estábamos viendo el Cenit de Standstill... con ellos volvimos a la senda de la luz y a "tocar el cielo" con esa mezcla entre temas de su nuevo y maravilloso disco y ese pasado que culmina ese plan que teníamos de escapar hacia adelante (como Bonaparte); con el 1, 2, 3 luna llegó el resplandor definitivo; Ojalá ella hubiera tocado el piano, o el nunca, nunca, nunca, se hubiera convertido en siempre, siempre, siempre. O al menos, hubiera durado un buen rato más para no haber tenido que sufrir el momento Simian Mobile disco que vivimos; Esperemos que a la siguiente la organización aparque esos ratos de dj´s experimentales que no aportan nada; En definitiva, parafraseando a Standstill: romper un silencio, así, no debería tener perdón.

Suerte que duró poquito el suplicio y que el concierto de Grises empezó pronto... Nuestros niños (y niña) se han hecho mayores y los sueños que se esfumaron de su nombre inicial, deben haber empezado a hacerse realidad. Como la vida misma, entre el blanco y el negro hay un millón de tonos grises que ellos reflejan en su combinación de sintes y guitarras. Los de Zestoa, ya no son un grupo de un par de canciones, y, a parte del Parfait y el plástico eléctrico su nueva frecuencia soviética combinada con una parte del hombre bolígrafo transmite un equilibrio representado en esa canción "Peterpanera" en el que anuncian a los cuatro vientos de Wendy que aunque hayamos cambiado, seguimos manteniendo esa esencia foals que hace que, después de todo, sigamos nutriendo nuestro espíritu libre  sintiendo que todo es (casi) perfecto; 



Tan bueno fue el último concierto, que el buffet libre lo reservamos para el hotel, al fin y al cabo, con el inicio de la sesión comprobamos que el setlist se iba a parecer bastante al del SOS, así que, nos encaminamos hacia el Low Cost 2014 con la sonrisa que siempre nos contagia esa extraña mezcla de sensaciones que Benidorm provoca.