domingo, 10 de junio de 2012

Tres sesenta (día 2, capsulitas de amor lesbiano)

Olvidado el percance de la meada del día anterior, la segunda jornada de festival empezó fuerte con unas raciones de chocolate con churros que aplacaron, un poco, el efecto de la resaca relativa que todos teníamos. ¡la edad no perdona! jaja

Ya con el estómago lleno decidimos reconciliarnos con Pamplona y visitar la calle Estafeta para deleitar nuestros paladares con la selecta gastronomía navarra. El día empezó bien porque en el primer bar nos encontramos con Santi Balmes, y el resto de los amantes lesbianos, y con Luis Abel Fallas, fotógrafo de la web fotografodeconciertos.com (muy recomendable aunque no tanto como su twitter...). Evidentemente, aprovechamos para inmortalizar el momentazo. Hablar un rato entre vermouth y vermouth y arreglar el mundo interactuando como buenos y orgullosos portadores de la pulserita fuxia. Además tuvimos la suerte de encontrar el restaurante Otano, donde por 15€ nos pegamos un buen homenaje: verduritas de la huerta navarra para unos, seticas (de esas que tanto les gustan a los guipuzcoanos) para otros, merluza, ternera o rabo de toro de segundo, un cafecito y algo de postre. Y claro, después de semejante comilona había dos opciones: la siesta o un típico patxarán casero navarro. Acicalarse, unos tragos y corriendo a ver a Dinero.

Como en el escenario, alicantinos y vascos formamos un grupeto en primera fila donde disfrutamos del concierto con su "momento perfecto", sus ratos de "año perro" (interesante disco)... lástima que durara tan poco el inevitable furor que este grupazo nos provoca siempre.

De segundo degustamos la sesión de rock duro de Cápsula (que al día siguiente tocaba, también, en el Rockumentalak 2012 de Zarautz). Nos hicimos fan´s de los argentinos/bilbaínos hace tres o cuatro años en un concierto en el Ketarri que nos dejó boquiabiertos. Luego habíamos tenido la suerte de verles otras veces en bares pequeños, el súblime homenaje que le hicieron al gran Bowie... pero lo de verlos en un gran escenario, por fin, fue la rehostia. Con Martín L.Guevara inspiradísimo en el papel protagonista y una contundente mezcla entre batería y bajo dejamos de lado la etiqueta "popis" con las que muchas veces se encasillan estos festivales y jaleamos cada una de las barrabasadas que el cantante, completamente de rojo, iba ofreciéndonos en su particular circo. Quizá echábamos de menos alguna guitarra más, deseo que quedó saciado cuando dos componentes de the Ganjas se unieron al trío y completaron uno de los mejores, y para muchos sorprendente (no para nosotros), concierto del tres sesenta de este año.

Tras el éxtasis rockero, We are standard tomó el relevo. Estuvo bien que Deu Txakartegi reconociera, para romper el hielo, que es un poco gilipollas e hiciera de la guasa un complemento ideal al excelente repertorio que el grupo de Getxo ha ido modelando en su ya relativamente extensa carrera. Con Willy Farringdon en plan estelar fueron cayendo "on the floor", "the last time", "bye, bye, bye"... y uno de los momentazos del tres sesenta: el "waiting for my man" de la velvet Underground interpretado como cuando siendo todavía: Standard, nos maravillaron en el BBK Live del 2008.


Por si todo ésto fuera poco, a eso de las 23h aparecieron en escena supersubmarina y con ellos un sinfín de fan´s seudoadolescentes que nos arrebataron las primeras filas a los que ya no estamos para codazos "fantotales".  Lo que nos llevó a relajarnos con unas cervezas, un poquito de queso y alguna delicatessen más que la organización del festival había incluído acertadamente en la carta de recomendaciones gastronómicas.

Ya desde la distancia, vimos por primera vez como suenan en directo los acordes de "Santacruz" (el nuevo album). "en mis venas", "hermética" (especialmente) y demás suenan bien; pero nada comparable a la barra de metal de Kevin Mc Allister y al revuelo que se montó cuando "puta vida" hizo botar hasta al más parado de los "indies", tanto que las colas de las barras no daban a basto con tanto sediento bailarín.

Pero lo mejor estaba por llegar... y objetividad al margen, y respetando a quienes no opinan como nosotr@s, Love of lesbian eclipsó todo lo demás. Y presentando su recién publicado "la noche eterna, los días no vividos" convirtiron el retumbe de las murallas de la ciudadela en un eco semiperfecto con el que "dancing queen" y las lobas pasaron a la historia y provocaron que diera igual bailar mejor o peor y que las espesas, a veces, letras aún estuvieran sin memorizar. Los 4.000 (según la información de un periódico local que leímos al día siguiente) que allí nos congregamos nos sentimos "seres únicos", nos amamos piano piano como Adriano Celentano y celebramos las noches reversibles con luchas de almohadones marrones, bailes improvisados al son que el gran Kiki nos marcaba, sentimentalismos que acababan en largos abrazos a las niñas imantadas y una felicidad que nos dejaba claro que aquel sí era un día bien vivido por el que merecía la pena brindar las veces que hiciera falta.

De después, sólo recordamos la segunda parte de "la cinta asesina", una marea de gente colapsando los bares de la capital navarra, unas patatas con mojo picón y la sonrisa que nadie nos podría arrebatar en ese repaso de las anécdotas de ese gran día, que hicimos cada uno en nuestro particular taxi.

2 comentarios:

  1. Buenísimo lo de la cinta asesina. Como descripores no tenéis precio.

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    Respuestas
    1. No es nuestro, pero lo escuchamos porque, evidentemente éramos los últimos que nos íbamos, ja ja.

      TS

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