lunes, 28 de noviembre de 2011

London city

Podría estar en el barrio de Fulham o en el Soho, apretar mi bufanda y sentir el influjo anglosajón de los fondos pereznes de las ramas que desenfundan su vejez esperando que la primavera reverdezca su belleza perdida;

Podría quedarme con las nubes negras y esperar la lluvia arriesgándome a mojarme, porque no me apetece estar pendiente del paraguas mientras el camarero me saca una pinta de Guinnes y el pelado de la esquina me mira con actitud excesivamente agresiva ignorando las carantoñas de la escultura de Botero que le acompaña.

Podría montarme en uno de esos autobuses de dos pisos que ahora encuentras en cualquier ciudad del mundo; o repasar mi inglés básico preguntándole al elegante agente de Scotland Yard donde está el estadio de Wembley, el barrio de Chelsea o en el Jardín botánico de Kew en el Palacio de Buckingham mientras intento ver desde lejos a los recién prometidos, o a la estirada reina, o al "Dumbo" y la bestia que tiene por esposa (de segundas nupcias...);

Podría ponerme a llamar "prepotente" a todo el que me rodea. Hablar en castellano antiguo, meterme con Shakespeare y cagarme en las libras esterlinas, en el Cricket, en el pentámetro yámbico, en las yardas, las millas y en las pulgadas;

Podría sacar mi estrella de campeón del mundo, o decir que soy el primo de Benzemá o de Laurent Blanc. O coger un cuaderno y decirles como se juega a ese deporte que ellos dicen que inventaron.

O tomarme un café a la hora del té; o ser maleducado como uno de esos inmigrantes del extraradio; o correr por el metro como aquel brasileño al que mataron hace unos años; o incluso disfrazarme del príncipe Alberto de Mónaco y hacer un discurso oportuno para arruinar a Gallardón (del que supongo que parte de esos 7.000millones de euros de deuda parten de esas candidaturas que no condujeron a nada) y devolver a Gran Bretaña la gloria Olímpica.

Incluso podría retrasar mi reloj y abasallar a la Armada Invencible, esconderme en el subsuelo de los bombardeos nazis...

Hace un par de horas estaba allí...

Pero los taxis están carísimos y el "tower Bridge" está demasiado concurrido para atravesarlo andando y el color del Támesis no es el más adecuado para incitarme a emprender una travesía a nado;

Hubiera ido al West End, pero mi economía no es suficientemente boyante; Aunque mi acompañante gay insiste en que paseemos por el Soho y Hyde Park; a mí no me apetece, la verdad.

Por East London no se puede pasar; es una réplica del Madrid de Gallardón (otra vez); el de las obras... aunque, al menos, aquí sí que habrá una villa Olímpica, ja ja. Por cierto, a diferencia de Atenas, Pekín o Sudáfrica, las obras están muy avanzadas y los londinenses harán honor a la tan apreciada puntualidad británica. Cosa que mi amiga Alejandra, a pesar de los años que lleva aquí, no ha sabido adquirir... pero al menos me lleva a Notting Hill, sin disfraz, pero con cierto aire turístico, nos hacemos pasar por Julia Roberts y Hugh Grant en aquella película homónima en la que un "ceniciento" vendedor de libros se quedaba con la superstar de Hollywood.

Luego rodeamos Chelsea y Kensinghton, porque allí no hay cabida para dos "pobrecitos" como nosotros; y al volante (izquierdo) de nuestro cuatro latas alquilado, acabamos en Wimbledon... caso aparte... supongo que tenían la escusa de que como Agassi en los 80, no íbamos de blanco, o que mi melena, mi barba y mi vestimenta no eran apropiadas para un club tan selecto... supongo que en esto, también tienen algo que aprender de Nadal y la forma que ha acercado el tenis al ciudadano de a pie.

Así que acabó en la grandilocuente versión inglesa de la T4: el aeropuerto de Heathrow; donde por causas de seguridad (supongo que por las últimas amenazas yemeníes), tienes que estar dos horas antes de coger el vuelo, que sale a las 8.30, por lo que aprovechamos para desayunar unas beans, un té y algo de bollería antes de ser registrados sutilmente por otro de nuestros amigos de Scotland Yard.

Si pasáis por los cagaderos del airport, encontrareis una puerta en la que escribí: "Jonn was here"; lo que no sé es si volveré...

Si lo hago, es para irme de compras al Soho, o por razones de accesibilidad para acabar en Manchester (cuna de los Oasis, entre otros), Liverpool y su "cavern", o Irlanda (también conocida como Guinnes´s land); Porque no creo que me sobre pasta para disfrutar de unas olimpiadas en un país tan extremadamente caro.

Entenderéis que si algo tienen bueno los ingleses es la música que exportan; Pero como no quiero ser evidente y recomendaros algo de los Beatles, por ejemplo; os aconsejo que escuchéis a un grupo londinense y de Brixton: La roux; Espero que os guste... y sino es buen día para que seáis vosotros los que seleccionéis vuestra propia B.S.O con tintes británicos.

Bye 2





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